Me llamo Mike,Pollo MikeHoy el día prometía,ibamos a ver el Kremlin.
Que cosa,el Kremlin,toda la vida leyendo,viendo,escuchando,el famoso corazón del imperio,y la verdad es que no decepciona en absoluto.Ya en la cola de entrada,de dos cosas me pude percatar, la inmensidad de la fortaleza-kremlin significa eso- con esos altísimos muros de ladrillo rojo y la pasmosa habilidad para colarse de los escolares rusos y sus maestros.Empezaba a constatar parte de la idiosincrasia de este país,si hay cola se hace,pero si eres de fuera chupas doble.Así con todo.En fin,tras un exhaustivo control en la entrada pasamos a ver el museo donde se guardan joyas,vestidos,carrozas y armas de los zares amén de los fantabulosos huevos de Fabergé,joyas que se dedicaban a regalarse entre los miembros de la familia real.Algo así como un Kinder forrao de esmeraldas.Luego les montaban las revoluciones que les montaban.Natural.
Guevos de Pascua Romanov Style Bueno,el museo,la verdad,se hace un poco plomo pero amigos,el interior del recinto,la plaza de las cinco catedrales es algo digno de verse,contra lo que podría pensarse los Soviets conservaron todo el patrimonio cultural de la época zarista,lo que incluye sus edificaciones religiosas,que en Moscú tienes a cascoporro.Impresiona ver el politburó,no por el edificio que es bastante feo,si no por lo mismo que el propio Kremlin,por las connotaciones del nombre.Imagino que a muchos que no recordáis la época de la guerra fría no os la fregará un cazzo,pero a los cuarentones para arriba si nos trae muchas reminiscencias de telediarios de la infancia.Todo es grande,la campana de Pedro el Grande,el cañón napoleónico,los edificios,el frío y mi apetito,por lo que tras echar la mañana en clase de historia,a comer¿sabéis que? pues pescado con setas¡¡si!!
Cañonsito PumBueno,tras una visita tras comer a otra pedazo de catedral de la que no recuerdo el nombre y donde volví a flipar con la gran afluencia de gente a los templos nos fuimos a practicar nuestro deporte favorito,comprar,en la calle Arbat,llena de tiendas de esas que venden matriushkas-la muñeca esa que se abre y sale otra y así sucesivamente,souvenir típico y muy apañao- y cosas inverosímiles,como una ametralladora
Maxim de la I guerra mundial o un fusil ametrallador
Degtyarev de la II.Lástima del exceso de peso en el avión,que si no...
Momento surrealista en un Starbucks pidiendo un capuchino,con la carta en cirílico y una camarera bella y atenta pero monolingüe.Al final ni sé que me tome,pero al menos me calenté las tripas.
Bueno,al hotel, maqueo y a cenar a un sitio muy especial:
Turandot

De flipar el palacio,un verdadero delirio barroco y la cena,bueno,bastante mejor,más elaborado,al menos creo que no me dieron pato.Dicen que más de 200 pavos el cubierto,yo es que lo fli-po.Será por el ambiente que es único....
Tras la cena,copazo en la azotea del hotel,donde está el club
O2Lounge uno de los más cool de Moscú y donde ves un auténtico batallón de Kournikovas a la caza del turista pudiente.Yo es que soy pobre y monógamo.El mejor vodka con tónica en años,que rico,vistas espectaculares y narguiles de oxígeno,si,si,hay gente pató que decía El Gallo.
A la salida te disfrazas de húsar.A mi no me cabe la guerrera,pero mi percha lo solventa todo.
El Tercio de Húsares
El disco,
Scott Walker:Scott 4 un disco de plena guerra fría-1969- donde está uno de mis temas favoritos,
The Old Men Back Again,dedicado a la cúpula estalinista.
Hala,mañana más.